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Mostrando entradas de marzo, 2020

Relatos para navegar:Hoy escuché en la radio...

“Hoy escuché en la radio: "el problema es que no sabemos usar nuestro tiempo sin un fin", y la frase me quedó dando vueltas la media hora que duró mi alejamiento de nuestra casa de rutinas pandémicas y apocalípticas. Se suponía que ese rato tenía que ser usado para relajarme y alejarme (porque seamos realistas, nadie soporta 24 horas continuas de este confinamiento maternando), pero vuelvo a casa agobiada por esas palabras y me enredo en mis pensamientos y me agoto pensando que es verdad, que hemos pasado estas semanas poniéndonos el objetivo de hacer. Millones de pdf con actividades, mensajes por todas las redes sociales invitándonos a probar mil y una formas de hacer, de ocuparnos, de ocuparles. A ustedes niñes. Y ahí te vuelvo a mirar y me doy cuenta, no quiero ocuparte, no quiero desvelarme pensando en actividades para que hagas. Quiero estar. Que este confinamiento me de eso, la posibilidad de estar como no estoy ni estuve hasta ahora, pr

Relatos para navegar:Domingo 29 de marzo

Domingo 29 de marzo Décimo tercera llamada del día..ella me mira con sus perlitas negras como diciendo “otra vez mami!” Claro, ya van como tres veces que le termino dando teta en el medio de una video-llamada. Me imagino que ella debe pensar que las personas están en pequeños cuadraditos. Los domingos son el día para los afectos de allá y acá (porque entre semana satura el teletrabajo y es mejor por la diferencia horaria). En las últimas semanas hablé más que en el último año con todxs, lxs de allá y lxs de acá. Las distancias se acortan, porque aunque esta jodida situación nos tenga aisladas físicamente, nos terminó acercando más. Las redes siguen allí y se fortalecen. No voy a ahondar en lo negativo de esta situación, ya circula bastante por los medios, las redes y lo experimentan nuestros cuerpos. Decido compartir aquí uno de los temas de conversación de una de esas llamadas, la consigna ¿Cómo sería una utopía post-coronavirus?… porque para distopía la q

Relatos para navegar:Tiempos de cuarentena...

Tiempos de cuarentena... Durante los primeros días parecía un buen momento para "hacer nido". Ese tiempo que necesitamos para estar en casa, para estar con les niñes, pintar, construir, leer, cantar, plantar. En mi casa el consultorio devino en oficina: teletrabajo, reuniones virtuales, psicoterapia a distancia. El comedor, salón de clase: deberes, experimentos, plástica. No estaba tan mal. Pero de a poco el miedo empezó a colarse a través de dispositivos electrónicos y después hasta por debajo de la puerta. El miedo de salir a la calle. Miedo a perder la resistencia, miedo a callar, a la muerte misma. Y ya la atención no fue la misma, les niñes reclaman que dejemos el celular, lo hacemos y a los minutos las discusiones entre les adultes. Nuestros cuerpos empiezan a hablar y la angustia se empieza a hacer síntoma. Dolores, insomnio. Pero también llegan por WhatsApp los cuentos de la abuela (uno por día!), los cantos de Lavanda en  Zoo

Relatos para navegar:Soñé que tenía canas...

Soñé que tenía canas. Estaba frente al espejo de baño (ese donde me veo todos los días, y ahora varias veces al día). Entraba los dedos abiertos por la sien izquierda volcando el pelo hacia la derecha. Ahí estaban una, tres, nueve. Como rastrillos en la arena los dedos volvían a entrar, cinco, trece, diecisiete. Sorpresa. Cambiaba de lado, entraba por la derecha y el hallazgo se confirmaba; las canas crecían con cada barrido de dedos. Sonrisa.   Soñé que tenía canas en tiempo de peste. “Los audios largos nos van a salvar de la cuarentena” , me dijo una amiga y yo lo repito cuando mando uno de esos audios que saborean los minutos sin culpas ni disculpas. Tiempo sin otro cometido más que contarnos cómo estamos habitando el mundo que se resquebraja dentro y fuera de nuestras casas.   Soñé que tenía canas en tiempo de peste cuando aún no tengo canas. Entré en la cuarentena montada en mi propia cuarentena del cuerpo roto. Traje conmigo un aprendizaje: parar duele. Mejo

Relatos para navegar:Dos semanas de aislamiento...

Dos semanas de aislamiento. Ayer me pegó el bajón. Caigo en la cuenta de que no sé cuánto va a durar esto. Pueden ser semanas, meses, no sabemos. En dos días cumple años uno de mis hijos. Eso me da tristeza. El festejo que no tendrá, ¿cómo le explico, con sus casi cuatro años, que no habrá amigos por el coronavirus? Que no habrá castillo inflable ni festejo en el jardín, que sus amiguitos no podrán venir a verlo, tampoco sus abuelos y abuelas. Estoy cansada. Los niños en casa, todo tirado otra vez, se aburren, precisan salir y ver a otras personas, yo también. Invento juegos, actividades. Las ideas se me acaban. Se me acaba la paciencia, otra vez. Deseo que se duerman, son las diez, todavía falta un rato. Quiero estar sola, descansar de esto. Del agobio, del encierro, de los niños. Nosotras en casa sostenemos todo. Nos volvemos maestras, cuidadoras, limpiadoras, trabajadoras. Nos turnamos con su padre para trabajar. El tiempo no rinde. Los niños acá y yo no puedo concentrarme. Tengo qu

Relatos para navegar:In memoriam Crónica de un naufragio.

In memoriam Crónica de un naufragio. Lo tenía todo pensado. Este sábado 28 de marzo iba a ir a la inauguración del parque público Debora Céspedes, en el Cerro. Mi hermano, que la quería tanto o más que yo, me aviso hace montones, apenado porque estaría de vacaciones y no llegaba a tiempo. Yo había sacado mi pasaje de regreso de Chile para poder ir con mis hijas. Tenía calculado todo para volver antes, porque no quería perderme semejante homenaje. Pero sobre todo, no quería quedarme en casa recordando mi aniversario de casada. No sabía a qué se parece recordar algo que ya no existe como tal. Me pareció mucho mejor plan recordar a Debora y su dulce potencia libertaria en este día y lo demás que reviente. Mi duelo ya venía en modo nómade, no podía parar de moverme. Viajar para no sufrir, trabajar para no sentir. De golpe porrazo el corona te obliga a permanecer. "Hay que poder atravesar el duelo permaneciendo" me dijo mi doula querida, la que me ayudó a poder parir a mis dos

Relatos para navegar: Hace varios días quiero escribir-les...

Hace varios días quiero escribir-les, pero los momentos son cada vez más acotados. La maternidad es una cárcel, pensaba el otro día, mientras esperaba que llegara mi compañero de militar. Tengo a mi amiga que espera la llegada de su primer hije, pero no le puedo decir esto. ¿O si? ¿Porqué nadie me dijo todo lo que implicaba maternar? Deberíamos cortar de una buena vez con todo este romanticismo. Pero la veo a ella y me veo a mi, de la misma manera, entusiasmada, capaz de ponerle pecho a todo lo que se viene. El seguro de paro, más la cuarentena no son la mejor combinación, pero por el momento nos vamos manejando. Ayer después de varias semanas pude ver a mi madre, era el día de su cumpleaños. Hasta último momento no sabia que hacer, ella está dentro de la población de riesgo, tomando todos los recaudos fui a visitarla. No pude abrazarla, pero pude compartir de sus delicias que cocina y unos ricos mates (cada una con el suyo). Cómo algo tan mínimo podemos llegar a extrañar en estos mome

Relatos para navegar:Cuarentena con ausencia de niñes.

Cuarentena con ausencia de niñes. Cuando empezó todo esto, eso fue en lo primero que pensé. 2 semanas sin ver a ningún niñe? Posta? Yo elijo no ser madre, pero elijo maternar. Sí, como y pago mis cuentas gracias a eso, pero también lo elijo cuando veo a mis sobrines, de sangre y de corazón. Empatía a flor de piel cuando leo los relatos de esta página. Visualizo cada una de las situaciones que describen y el sentimiento de admiración a ustedes, va creciendo en cada palabra leída. Extraño a les niñes. Mucho. Y duele un poquito. Extraño mi ropa con mocos y babas. Extraño la espontaneidad y la frescura. Los llantos y los pañales. La entrega más pura en los abrazos. Extraño. Las video llamadas con mi amiga/hermana de todas las horas, lo hacen más llevadero. Hablamos de niñes, de trabajo, de cocina, de su maternidad. Me pregunta, le pregunto y creamos juntas. Pero la sonrisa más pura y espontánea me doy cuenta que me la saca él, cuando aparece con sus pelos desordenados y sus casi 2 años

Relatos para navegar:Romper el silencio es romper las cadenas de la violencia patriarcal.

Romper el silencio es romper las cadenas de la violencia patriarcal. Repentinamente el hermano menor de mi abuela paterna comenzó a visitar la casa de mis padres. No recuerdo mucho de él, pero era barbudo y andaba en una moto grande y antigua. Aparecía sin avisar, charlaba un rato, tomaba unos mates y se iba. Un día con el rostro poseído por la curiosidad mi madre hizo la pregunta: "¿Y si es hermano de tu madre, por qué tiene el apellido de tu padre?" Mi padre quedó aturdido con aquella pregunta, no podía develar ese misterio, aunque pasó noches en vela intentándolo; hasta que decidió preguntarle a la única persona que le podía decir la verdad. Un día cualquiera, sin previo aviso, el hermano de mi abuela volvió a aparecer, se sentaron a tomar unos mates y sin decir "agua va" mi padre le sampó la pregunta: "¿Si sos hermano de mi madre, por qué tenés el apellido de mi padre?" La respuesta nos congeló la sangre para siempre. Mi padre descubría así que su orig

Relatos para navegar: No se duerme...

No se duerme... Por favor que se duerma...todo el día, todo el tiempo todo, pidiendo atención y exigiéndola a coste de gritos y llantos y despues de una tregua a la tarde y un severo ataque de "lloro por todo lo que no estás llorando" en la nochecita, le bañamos y durmiose en la teta. Casi una hora completa. Y armamos guacamole y me serví vino, pensé que era mi regalo después de un día tan difícil. Y se despertó una  vez y se durmió otra vez con teta; eso quiere decir que dejé mi topoto mi vino y mi momento de lo que fuera, y me acosté con él. Y se durmió. 15 minutos. Y se volvió a despertar y volví con las tetas afuera de la ropa y ahora hasta se levantó y no hay mi momento, ni mi  premio, ni consuelo. Por suerte tengo unos puchos y una ventana. Y a su papá leyendo libritos. Al final del cuento, no estoy tan jodida. Recibido el 23 de marzo de 2020. 23:15 hs.

Relatos para navegar: Arturo y los collares.

Relatos para navegar:Ni vacuna, ni cura.

Ni vacuna ni cura* reflexiones necesarias para rexistir! por Cecilia D. Desde hace varios días observo en mis redes sociales una amplia y diversa oferta de iniciativas para hacerle frente al aislamiento y reclusión a las que nos ha llevado ésta pandemia mundial. Se han creado desde diferentes territorios y diferentes colectivos redes de apoyo y cuidado colectivo. Un tejido solidario se crea y recrea para apoyar el trabajo autogestivo, llenar la olla, para sostener los cuidados y a quienes cuidan. El coronavirus nos robó marzo! Dijo una compa en un grupo de WathsApp. Y si! A muchas nos dejó encerradas. Sin la posibilidad de compartirnos y de continuar replicando los sentires de la huelga del 8. De seguir encontrándonos y poniendo el cuerpo a nuestras luchas! Pero La creatividad feminista no para!! Porque la palabra Igualdad nos resulta incómoda y el confinamiento no es igual para todas! Porque quedarte en casa no es sinónimo de hogar o lugar seguro para t

Relatos para navegar: algunos pensares...algunos desmadres.

Hoy fue un día complicado porque quienes gobiernan afirman descarnadamente que nuestras vidas no valen, estamos viviendo lo barbarico que puede llegar a ser el capitalismo, el patriarcado, en tiempos donde las palabras toque de queda, control policial se sobrestiman frente a cualquier política de cuidado social. Escribir, ha sido un pequeño gesto de rebeldía el día de hoy.  Gracias por convocar, por recordarnos que aún tenemos voces, versos, escrituras de resistencia que nos siguen abrazando, y nos recuerdan que estamos y estaremos, que no hay vuelta atrás.. Palabras desordenadas y turbulentas como el día que tuve dentro de cuarto paredes. Compartirlo me alivia, y me recuerda que aún vivimos y resistimos. Lucía González  23 de marzo de 2020. 23:29 hs.

Relatos para navegar: y esta soy yo hijo...

Y esta soy yo hijo acá estaba jugando a que me parecía a un pájaro  medio virginal miraba las telas que son hermosas y me imaginaba que podemos usarlas a todas si queremos Esa es la casa que alquilamos como ves me gustan las plantas pego hojas en la pared y tengo los pies sucios porque ando a pata todo el día incluso para subir a la terraza Vos estás adentro afuera una pandemia que no sabemos cuánto va a durar ni cómo van a ser el mundo y los abrazos después  ni si vamos a aprender a besar por celular Horrible de a ratos miedo y risa de todes en cautiverio ni a la marcha pudimos ir Pero también es hermoso que haya un poco de silencio de espacio que el tiempo pase más lento estaba cansada en serio del trabajo y las palabras Hoy mire por la ventana llovía y todo se veía abandonado como preparado para que broten por fin  las plantas entre las baldosas en las ranuras de los autos y la calle Privilegio de clase roma