Hace varios días quiero escribir-les, pero los momentos son cada vez más acotados.
La maternidad es una cárcel, pensaba el otro día, mientras esperaba que llegara mi compañero de militar.
Tengo a mi amiga que espera la llegada de su primer hije, pero no le puedo decir esto. ¿O si?
¿Porqué nadie me dijo todo lo que implicaba maternar?
Deberíamos cortar de una buena vez con todo este romanticismo.
Pero la veo a ella y me veo a mi, de la misma manera, entusiasmada, capaz de ponerle pecho a todo lo que se viene.
El seguro de paro, más la cuarentena no son la mejor combinación, pero por el momento nos vamos manejando.
Ayer después de varias semanas pude ver a mi madre, era el día de su cumpleaños.
Hasta último momento no sabia que hacer, ella está dentro de la población de riesgo, tomando todos los recaudos fui a visitarla.
No pude abrazarla, pero pude compartir de sus delicias que cocina y unos ricos mates (cada una con el suyo).
Cómo algo tan mínimo podemos llegar a extrañar en estos momentos, y no darse cuenta de cuando los tiene a diario.
Cuando nos íbamos, lloré, tal vez vuelvo y me contradigo con el romanticismo, pero todos necesitamos siempre de nuestra madre.
La rutina en casa siempre es la misma, mi niño está cada vez más apegado a mi, antes me veía muy poco por el trabajo, ahora, me tiene solo para él.
Hay momentos que me satura, aún no camina, pero está en proceso, y se que se viene peor.
El tan deseado "mamá", hoy por hoy , también me satura.
Me aferro al pucho (que había dejado) y a las plantas, son mi mayor distracción.
Pero toda esa frustración se va cuando jugamos, donde me muestra sus destrezas, las palabras que va aprendiendo y lo entretenido que puede ser jugar con dos tapper de helado.
También cuando me pide teta, durmiéndose en mis brazos, volviéndonos uno, al igual cuando estaba en la panza, sintiendo esa emoción cuando lo esperaba y vuelvo a reafirmar que cada momento para ellos es único, y acompañarlos es lo más lindo que se pueda sentir.
En ese momento, le acaricio el pelo, lo beso y le digo,no tenes la culpa de que afuera esté todo tan mal.
Gracias por el espacio.
Recibido el 28 de marzo de 2020.
13:22 hs.
La maternidad es una cárcel, pensaba el otro día, mientras esperaba que llegara mi compañero de militar.
Tengo a mi amiga que espera la llegada de su primer hije, pero no le puedo decir esto. ¿O si?
¿Porqué nadie me dijo todo lo que implicaba maternar?
Deberíamos cortar de una buena vez con todo este romanticismo.
Pero la veo a ella y me veo a mi, de la misma manera, entusiasmada, capaz de ponerle pecho a todo lo que se viene.
El seguro de paro, más la cuarentena no son la mejor combinación, pero por el momento nos vamos manejando.
Ayer después de varias semanas pude ver a mi madre, era el día de su cumpleaños.
Hasta último momento no sabia que hacer, ella está dentro de la población de riesgo, tomando todos los recaudos fui a visitarla.
No pude abrazarla, pero pude compartir de sus delicias que cocina y unos ricos mates (cada una con el suyo).
Cómo algo tan mínimo podemos llegar a extrañar en estos momentos, y no darse cuenta de cuando los tiene a diario.
Cuando nos íbamos, lloré, tal vez vuelvo y me contradigo con el romanticismo, pero todos necesitamos siempre de nuestra madre.
La rutina en casa siempre es la misma, mi niño está cada vez más apegado a mi, antes me veía muy poco por el trabajo, ahora, me tiene solo para él.
Hay momentos que me satura, aún no camina, pero está en proceso, y se que se viene peor.
El tan deseado "mamá", hoy por hoy , también me satura.
Me aferro al pucho (que había dejado) y a las plantas, son mi mayor distracción.
Pero toda esa frustración se va cuando jugamos, donde me muestra sus destrezas, las palabras que va aprendiendo y lo entretenido que puede ser jugar con dos tapper de helado.
También cuando me pide teta, durmiéndose en mis brazos, volviéndonos uno, al igual cuando estaba en la panza, sintiendo esa emoción cuando lo esperaba y vuelvo a reafirmar que cada momento para ellos es único, y acompañarlos es lo más lindo que se pueda sentir.
En ese momento, le acaricio el pelo, lo beso y le digo,no tenes la culpa de que afuera esté todo tan mal.
Gracias por el espacio.
Recibido el 28 de marzo de 2020.
13:22 hs.
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