Soñé que tenía canas.
Estaba frente al espejo de baño (ese donde me veo todos los días, y ahora varias veces al día). Entraba los dedos abiertos por la sien izquierda volcando el pelo hacia la derecha.
Ahí estaban una, tres, nueve. Como rastrillos en la arena los dedos volvían a entrar,
cinco, trece, diecisiete. Sorpresa.
Cambiaba de lado, entraba por la derecha y el hallazgo se confirmaba;
las canas crecían con cada barrido de dedos. Sonrisa.
Soñé que tenía canas en tiempo de peste.
Soñé que tenía canas en tiempo de peste.
“Los audios largos nos van a salvar de la cuarentena”, me dijo una amiga y yo lo repito
cuando mando uno de esos audios que saborean los minutos sin culpas ni disculpas.
Tiempo sin otro cometido más que contarnos cómo estamos habitando el mundo que se resquebraja dentro y fuera de nuestras casas.
Soñé que tenía canas en tiempo de peste cuando aún no tengo canas.
Soñé que tenía canas en tiempo de peste cuando aún no tengo canas.
Entré en la cuarentena montada en mi propia cuarentena del cuerpo roto.
Traje conmigo un aprendizaje: parar duele. Mejor dicho, cuando parar es una imposición, duele. Duele porque el sistema máquina demanda productividad o castiga
con desafiliación y duele porque el tiempo quieto transparenta las enormes violencias de eso que llamamos normalidad.
Soñé que tenía canas
en tiempo de peste cuando aún no tengo canas pero tengo amigas
Soñé que tenía canas
en tiempo de peste cuando aún no tengo canas pero tengo amigas
con las que nos mandamos audios largos.
“No creo más en la política sin cuerpo y sin afecto” le dije hoy a una amiga
en uno de esos mensajes que nos traen de vuelta la voz.
“No creo más en la política sin cuerpo y sin afecto” le dije hoy a una amiga
en uno de esos mensajes que nos traen de vuelta la voz.
Abrazar el cuerpo y sostener la vida como grito feroz de rebeldía.
Estamos desempolvando viejas recetas con la pizca de lo nuevo.
Como hicieron las que vinieron antes, con la urgencia de poder hacerlo hoy,
para que otras lo hagan mañana.
Soñé que tenía canas en tiempo de peste cuando aún no tengo canas
pero tengo amigas con las que nos mandamos audios largos para seguir abrazando la vida.
Ahora me doy cuenta que soñé las ganas de tener más sabiduría en el cuerpo y
experiencia en los afectos para cocer el dolor del freno hasta que bulla en la imperiosa necesidad de ser otras con otras.
La intuición política habla suave y se cuela entre los audios
¿La escuchan? Nosotras si, está llamando a la manada a brotar en rebeldías.
Alicia
Recibido el 29 de marzo de 2020.
00:46 hs.
Comentarios
Publicar un comentario