Tiempos de cuarentena...
Durante los primeros días parecía un buen momento para "hacer nido".
Ese tiempo que necesitamos para estar en casa, para estar con les niñes,
pintar, construir, leer, cantar, plantar.
En mi casa el consultorio devino en oficina: teletrabajo, reuniones virtuales,
psicoterapia a distancia.
El comedor, salón de clase: deberes, experimentos, plástica.
No estaba tan mal.
Pero de a poco el miedo empezó a colarse a través de dispositivos electrónicos
y después hasta por debajo de la puerta.
El miedo de salir a la calle.
Miedo a perder la resistencia, miedo a callar, a la muerte misma.
Y ya la atención no fue la misma, les niñes reclaman que dejemos el celular,
lo hacemos y a los minutos las discusiones entre les adultes.
Nuestros cuerpos empiezan a hablar y la angustia se empieza a hacer síntoma.
Dolores, insomnio.
Pero también llegan por WhatsApp los cuentos de la abuela (uno por día!),
los cantos de Lavanda en Zoom, l
as eternas conversaciones telefónicas...
Qué vienen a recordarme que esos espacios sagrados,
colectivos y públicos también son mi "casa".
Recibido el 29 de marzo de 2020.
17:38 hs.
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