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Relatos para navegar: Las amigas.

Las amigas.

Destaco el papel de las amigas en estos tiempos de cuarentena más impuesta que aconsejada. Desde hace tiempo vengo repensando esto de la amistad, de las amigas que se van cosechando a lo largo de las experiencias vividas y los años compartidos, relaciones largas y llenas de aprendizaje, más que cualquier pareja. Hace algunos años me encontré con la maternidad en una etapa de cambio rotundo, viviendo una experiencia nueva, con el desafío de cambiar de territorio. Maternar en el campo fue maravilloso, pero en muchos momentos solitario. No colaboró una especie de cuarentena auto impuesta luego de los partos, donde la distancia jugaba en contra, el contacto y la contención quedaban, en el mejor de los casos, sujeto a lo virtual (siempre y cuando la señal lo permitiese) . Las amigas acompañaban como podían, dedicamos horas a grandes disertaciones sobre estrategias y recomendaciones para la crianza. Consejos de la abuela, recetas familiares, datos concretos de la medicina, las diferentes historias según el parto y el puerperio de cada una. Las fotos compartidas, videos, memes. Las inseguridades, los momentos tristes, los de culpa, los más bellos y divertidos. La vida cotidiana de cada una. Debates sobre sexo, política y carnaval, de cuando no sabíamos qué queríamos ser feministas y de ahora que si lo sabemos, todo eso guardan las innumerables conversaciones olvidadas en alguna carpeta del wathsapp. Las comidas de fin de año con y sin hijes, los encuentros para merendar cuando justo cuadran todos los astros. Las amigas que no tienen ni quieren hijes, que siempre nos recuerdan al resto que hay que tener un tiempo para estar entre nosotras, para relatarnos nuestras preocupaciones, nuestros deseos. Para divagar y también para encontrar consuelo.
Si ya era difícil antes, la cuarentena nos hace recaer con mayor frecuencia en la posibilidad virtual de estar cerca, privilegio que otras tantas no tienen, es cierto, pero nos permite estar al tanto de la amiga que mandaron al seguro de paro y ahora el alquiler y un hijo a cargo, la que se vuelve para lo de la madre y las que tele trabajan y realizan tarea de cuidados. La que trabaja en la salud, las que se sienten solas y las que le da rabia y miedo, las que se organizan para colaborar en su barrio o están buscando la forma, las que crean arte y lo practican y lo comparten, y así... todas conectadas, inquietas y pensando. Con incertidumbres y penas, riendo y haciendo ruido también, porque el aislamiento empeora la situación de muchas otras y otres, las noticias cuentan muertes de la pandemia de siempre. Se vuelve vital compartir entre nosotras, acompañarnos aunque sea de esta forma.
Esta declaración de amor a las amigas no intenta romantizar, aunque lo haga y no pretendía ser terraja, aunque en alguna parte lo sea. Me atrevo a decir que la gran mayoría tienen o tuvieron personas amigas, de esas que hacen mucho más linda la vida (será que el encierro me pega para la sensibilidad, extraño mucho poder abrazarlas en vivo y en directo) .
Y cada quien sabrá que define por amiga, amigue y de distancias temporales o geográficas para adjudicar tal referencia, claro, yo solo estoy hablando de mis amigas... Y ellas saben... Y yo sé... Y el amor, y así, forever.

Natalia
Recibido el 5 de abril de 2020.
10:39 hs.

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