Composiciones, escrituras fragmentarias.
Hace días, semanas que en mi cuerpo se expresan con fuerza intensidad de emociones y pensamientos, algo así como la necesidad de la escritura vuelve a aparecer como deseo.
Escribo en la tensión, desde la comodidad e incomodidad de mi casa, cuidando y sosteniendo la vida de mi hijo, armando estrategias con amigas y las personas de la familia que nos pueden acompañar, para estar cerca, cuidarnos y no olvidarnos de la vulnerabilidad de la vida, insistiendo y recordandome que no estamos solas, que nos necesitamos, que nos tenemos!
La computadora con el “teletrabajo”, los teléfonos explotando de llamadas. Con la angustia en el cuerpo de saber que las personas que acompañas a diario no tienen para comer, con la impotencia de estar encerrada en mi casa y no poder alojar algo de ese dolor en los entre de las miradas y las escuchas que nos damos a diario. Aunque sabemos y lo repetimos hasta el cansancio, sólo eso no alcanza!!!
El celular no para de sonar, explotan los mensajes del grupo de maternidades del sindicato, de la organización para apoyar las ollas populares, de las personas intentando hilar algo de sentidos de todo lo que estamos viviendo, y yo acá… de a ratos es insoportable!!
En éste momento imágenes como fragmentos que componen el paisaje de mi vida, se hicieron presentes, algunas aparecen como imágenes potentes, bellas y organizadoras de la vida y las otras posibles que nos vamos pudiendo imaginar y creando. En tanto otras, se manifiestan de un color triste, marcadas por el dolor y la contradicción.
Hoy después de casi dos semanas -creo- de cuarentena me desperté angustiada, me sorprendí llorando, en ese momento bisagra en el que aún dormís pero estas empezando a despertar… a veces lloro en los sueños porque en el día se me hace difícil, a veces ese silencio me ahoga y se expresa en forma angustia en mi garganta y tiene forma de bronca, de la que es potencia y que hoy puede salir de esta manera, haciéndose cuerpo - letra.
Desde mi centro y con una vibración intensa en el estómago comienzo a escribirme si saber muy bien hacia donde voy, en medio de todo este borbotón que sale de mi me pregunto para qué escribir? Y me respondo a mi misma, escribo porque ya no quiero tener el muerto sobre mi vida, porque no quiero olvidar las violencias que me marcaron y quiero seguir gozando la vida que me queda! Escribo porque en este último tiempo aprendí desde mi propia carne, que callar y mostrarse indiferente también son formas de la violencia y que no quiero conformarme ni resignarme con la comodidad de no decir por miedo a encontrarme con mis contradicciones.
Escribo como una insistencia, que en este compartir se va configurando como gesto político, escribo con mi vida que es la materialidad del texto, con las palabras mías y con las palabras que otras mujeres me auxiliaron cuando yo no podía decir…. Escribo porque estoy harta de que si no nos matan no nos creen! Y me da la gana y la garganta para gritar que yo les creo, creo en cada reclamo por las sobrecargas en las tareas afectivas y materiales de los cuidados, creo en las denuncias que hacemos miles de mujeres a diario por no aguantar más las violencias y los micro machismos. Escribo porque no fui, no soy y no seré “una buena víctima”.
Escribo para salirme de mi misma y para conectarme con el movimiento, porque este movimiento es vital de lo colectivo, porque me pregunto cómo vamos a hacer posible, luego de todo esto, seguir desplegando las condiciones de producción deseantes que nos habilitan a construir nuevos mundos…. Y ahora acude a mí, repentino, un recuerdo de hace unas semanas: estábamos acunando la vida cada una y en el grupo, cuando Eleonora, una mujer de esas que con solo mirarte te abraza de firmeza, amor y dulzura, compañera en la tarea cotidiana de maternar a mi hijo me invita en una danza a sostener juntas la vida…. Vaya si sabremos nosotras por donde continuar…. estamos juntas, nos sabemos compañeras, seguiremos haciendo caminos de vidas mejores para todes!
Todavía no se bien por donde seguir, ni que derivas tomará este texto, pero tengo la intuición que las preguntas y la escritura se me vuelven imprescindibles en este momento, como una forma de alojar y desplegar esos nudos que se me atragantan por momentos. Y como leí en estos días escribo para “no volver nunca hacia la pared en la cama y dormirse como si nada hubiera pasado”.
Paolo me pregunta: mamá ¿Qué haces? Le contesto que escribo, ¿Para qué escribís mamá? para dibujarnos un mundo más justo, como en el cuento de Daniela pirata.
Lia Mar Borges
Recibido el 30 de marzo de 2020.
15:29 hs.
Recibido el 30 de marzo de 2020.
15:29 hs.
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