Miro la mesa.
Mi compu, su compu. El mate. El babero y las “babitas” del bebé -asi les decimos a los trapitos para limpiarle la boca. Los celulares: desde la llegada del coronavirus la memoria del teléfono explota. La batería ya se me acababa varias veces al día antes, es que la cuarentena de todes se superpuso con la personal: me agarró en pleno puerperio. Y bien sabemos que en nuestras sociedades son muchas las horas mamá y bebé, en soledad. El celular, entonces, como esa conexión con el afuera. En medio de un proceso intenso. Lidiar con los miedos y las dudas, con las preguntas, con el cuerpo que intenta volver a lo que fue -aunque bien sabemos que ni él, ni todo nuestro ser volverá a ser como antes.
Hoy pude leer un rato, felicidad plena. Intento disfrutar del momento y parar mis pensamientos: qué almorzaremos? Hay que hacer el trámite de la cuenta del banco. Qué bien que hay sol, así bajamos la cantidad de ropa sucia. Tengo que presentar los papeles en el laburo antes que se venza el plazo. Cómo estará mi mamá? Cómo la estará pasando mi hermana? Mis amigas? Las de acá y las de allá? Cacerolazo, otra muerta este mes.
Uy, se despertó, teta.
Tengo la certeza que somos muchas las que nos sentimos la mujer orquesta estos días. Más que siempre. Y, a veces , el encierro abona esos círculos obsesivos de las labores en el hogar. Como que se nos achica el mundo. Parece que la alegria y adrenalina de estar en las calles el 8M fue hace años.
Hice más videollamadas en estas semanas que en los años que vivo acá. De este y del otro lado de la frontera compartimos estrategias de cuidado. De ahorro. Cómo estás de plata, qué pasó con el trabajo, seguís, no seguís, te mandan a seguro de paro?. Cómo haces con los niños. Y los mandados. Tus viejos bien?. Nos preocupamos y también nos reímos de esta coyuntura distópica, como viviendo en Black Mirror.
Otro mensaje de aquel lado de la frontera. Mis amigas me cuentan sus sueños, me mandan fotos con barbijos, comparten sus miedos e incertidumbres en estos días en los cuales cuesta domar los monólogos internos.
Creo que vamos a estar bien. También en estos tiempos siento-pienso: Qué sería de nosotras sin nosotras.
Romina Verrua
Recibido el 26 de marzo de 2020.
11:21 hs.
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